Por
segunda vez me ha tocado ver el capítulo de Black Mirror, en concreto el
primero de la segunda temporada, y como siempre me suele pasar con este tipo de
temática se me plantea un dilema del que me doy cuenta solo al finalizar…
Cuando
vi por primera vez la película “El show de Truman” de Jim Carrey, experimenté
lo que critica la película, ganas de saber más sobre el personaje en cuanto
desaparece de la pantalla. Es casi como algo incontrolable, ¿a dónde se va? ¿se
queda con la chica? y sólo en ese momento me doy cuenta de que sería una
consumidora de ese programa igual que la gente que lo ha visto. Entonces,
¿puedo juzgarlos?
Con
este capítulo me ocurrió algo parecido, se enfrentaba a mi una critica feroz de
un sistema de consumismo exacerbado y corrupto que solo se dedica a crear una
realidad en la que el que consume es consumido. Es cierto que lleva al extremo
la esclavitud de la tecnocracia, pero no es menos cierto que dejamos de charlar
con nuestra pareja/amigo/familia si tenemos el móvil a mano.
Me
pregunto qué pasaría si saliéramos todos del sistema, si el motor que mantiene
este tipo de shows dejara de moverse, ¿se fracturaría? ¿Se convertiría en un
show en sí mismo? Quizá ya tenga la suficiente fuerza como para no
necesitarnos.
En
este episodio, la manera de seguir en escena, de poder continuar es seguir
alimentando la máquina que los mantiene cautivos. De hecho hay un momento en el
que se intuye que hay algo más, que todos vienen de otro lugar. ¿Es entonces
voluntario estar allí? Puede que como nosotros, decidan pertenecer a un sistema
que alimenta a la gran bestia, o
puede que no, que nadie tenga opción.
Entonces,
¿es bueno consumir, pertenecer, estar? En una conferencia de TED de Ken
Robinson, alegó a la “ecología humana” de Al Gore, como una nueva concepción de
lo que somos y lo que debemos ser. Yo lo extraigo y me pregunto ¿en qué queremos participar? La televisión,
las nuevas comunicaciones, la tecnología, la vida que nos rodea, todo está
investido de herramientas que nos hacen la vida más fácil y cómoda, pero es
esto cierto o es lo que han querido que pensemos…
Quizá
si ves el capítulo no dejes de ver tu móvil a cada hora, ni seas capaz de no
compartir cuán maravilloso te ha salido el examen de hoy o por qué estas
enfadada con el mundo, pero sí que te valdrá para reflexionar sobre lo que
consumes, lo que quieres en tu vida y sobre todo, qué precio pagas por ello.
@lovetobabi
Creo que este capítulo te valdría para hacer una tesis sobre la influencia de las tecnologías en las personas.
ResponderEliminarEs algo que está ahí pero que no nos damos cuenta del gran impacto que está teniendo en nuestra forma de vida, y creo que es algo que deberíamos pensar algún día que otro... ¿Qué estoy dejando de hacer, por estar con el móvil?
Cosas tan simples como las que tu has dicho, hablar por teléfono, estar mirándonos a los ojos cuando quedamos a tomar una cerveza con un amigo y no estar mirando su cogote... se están perdiendo por estar más pendientes del whatsapp o de hacer fotos a todo lo que comemos y hacemos para subirlas a instagram.
Pero... sinceramente, creo que el lenguaje oral nunca se perderá, porque va en la naturaleza del ser humano, lo necesita para sobrevivir (algunos más que otros) e independientemente de que estemos yendo hacia una sociedad cada vez más tecnológica, creo que una cosa no tiene por qué suplir a la otra.
Aunque... cada uno es libre de elegir lo que quiere y con lo que está a gusto en su vida. El precio que cada uno quiera pagar... allá él y sus consecuencias :)
P.D. Muy buena reflexión para comerse el "tarro".